martes, 7 de febrero de 2012

Recuperando Nuestra Fuente de Poder Femenino


Recuperando Nuestra Fuente de Poder Femenino.

*Por Mahi, Carolina Barahona


Una de las principales armas de control que ha usado el sistema patriarcal para su beneficio ha sido la dominación de la sexualidad y del cuerpo de la mujer. Esto nos ha hecho consciente e inconscientemente alejarnos de una de nuestras principales fuentes de poder femenino y vivenciarlo como algo impuro y amenazante. Al distanciar a la mujer de su cuerpo y de sus ciclos se la está apartando de su esencia y de la sabiduría inherente a los ciclos Universales, perdiendo con ello la conexión y respeto no solo con el propio cuerpo, sino que con toda la naturaleza y la comprensión de sus ciclos mayores. Las mujeres hemos sido herederas de esta desconexión, ignorancia y desconocimiento sobre nuestro propio cuerpo de mujer.Durante mucho tiempo se ha estigmatizado nuestra anatomía, nuestros fluidos, nuestras emociones y se nos ha hecho avergonzarnos de una de las más concretas muestras de nuestro ser femenino: El Ciclo Menstrual y su sangre de Mujer
Vivimos en medio de un sistema que nos ha llevado a luchar con armas masculinas, negando con esto nuestra naturaleza e invalidando nuestros cuerpos. En el inconsciente colectivo cargamos con el tabú de la menstruación, asociándola a algo sucio y vivido como un periodo de enfermedad. La tendencia cultural nos invita a repudiar y hasta maldecir nuestra propia sangre y en esto negarnos como mujeres sangrantes que es parte de la naturaleza de nuestra biología, creando así una profunda cicatriz femenina arraigada en las oscuridades de nuestra psique y que se manifiesta en un sistema que no nos legitimiza como un ser válido, sano, fuerte y completo en sí mismo

Las antiguas culturas ancestrales, que aún mantenían una conexión sabia con la naturaleza y sus ciclos, veían en la Mujer la representación encarnada de la Madre Tierra y por ende ellas eran respetadas en sus diversas fases, reconociendo como la máxima expresión del poder femenino a la fase de la menstruación. Antiguamente se realizaban ritos iniciáticos que marcaban con la menarquia el paso de niña a joven mujer, ritos en los que las abuelas les revelaban a las niñas los diferentes secretos de sabiduría femenina. Así también las mujeres honraban sus cuerpos y sus ciclos y se retiraban durante su periodo menstrual a las ”Tiendas Rojas” o “Casas de Luna” lugares especialmente creados para las mujeres durante su menstruación (también para el embarazo y el parto) en los cuales podían conectarse con el poder visionario y de sanación inherente a dicha fase, así también como una forma de ofrendar a la Tierra su “sangre de Luna” devolviéndole la fertilidad y como una manera de sintonizar y hermanarse con las mujeres que estuvieran en ese mismo periodo.
Hoy se nos hace imperante recuperar nuestra fuente de poder femenino que luna a luna, mes a mes, menstruación tras menstruación nos recuerda el poder de nuestro vientre, nuestra conexión con la vida-muerte.vida, con los ciclos de nuestra naturaleza de mujer, y de nuestra gran madre tierra.

ENTREVISTA A JEAN SHINODA BOLEN





ENTREVISTA A JEAN SHINODA BOLEN

Todo lo que ha aprendido lo ha explicado en sus más de treinta libros. En El millonésimo círculo nos propone que formemos círculos de mujeres. “Un círculo digno de confianza tiene un centro espiritual, un respeto hacia los límites y una poderosa capacidad de transformar a las mujeres que lo constituyen.” Pero llega más lejos cuando dice que los círculos de mujeres pueden acelerar el cambio de la humanidad. Está convencida de que la era patriarcal toca a su fin.

Jean Shinoda Bolen tiene 68 años. Es de familia japonesa y nació y vive en Los Ángeles. Doctora en Medicina, analista junguiana y profesora de Psiquiatría en la Universidad de California, está divorciada y tiene dos hijos. Cree que Iraq es Vietnam repetido una y otra vez, y que es una pena que tengamos que aprender a través de tanto sufrimiento. Dice que la espiritualidad une y las religiones dividen.

-¿Quejarse es perder el tiempo?

-¿Claro!

-Hay mucho que aprender...

-Por eso a mi me interesan las mujeres maduras, con humor y activas. A partir de los 40 años empieza lo mejor si eres capaz de darte cuenta de la cantidad de cualidades potenciales que hay dentro de ti. Entonces te entran ganas de convertirte en bruja.

-No se yo...

-Se lo diré de otra manera: una bruja es una persona con poder personal.

-Eso me gusta.

-Las brujas sabias dicen la verdad con compasión, y no comulgan con lo que no les gusta, pero no tienen la rabia de las mujeres más jóvenes. Algunos hombres excepcionales pueden llegar a ser brujas, los que tienen compasión, sabiduría, humor y no están supeditados al poder.

-¿Algo más?

-Sí. Las brujas sabias son capaces de mirar hacia atrás sin rencor ni dolor; son atrevidas, confían en los presentimientos, meditan a su manera, defienden con firmeza lo que más les importa, deciden su camino con el corazón, escuchan su cuerpo, improvisan, ni imploran, ríen, y tienen los pulgares verdes.

-¡...!

-Quiero decir que tienen mano con las plantas. Y también con los animales. Primero aprenden a amar lo que hacen, luego alientan a otros al crecimiento. Saben reconocer lo frágil y lo que tiene valor, y también lo que debe ser podado.

-¿Hay que esperar a la vejez para ello?

-Cuanta más edad, más camino aprendido. La observación compasiva de la vida de los demás te enseña mucho, y las mujeres sabias se pasan mucho tiempo observando. Algunas mujeres, muy pocas, son sabias a partir de los 30 o 35 años; esas a los 60 son increíbles.

-¿Qué nos quiere transmitir?

-Que las mujeres tienen la oportunidad de cambiar el mundo en las próximas décadas. Pero que si no lo hacen ya, probablemente ya no lo harán.

-¿Por qué dice eso?

-Tras el extremo feminismo de los 70, ahora el péndulo se haya en el centro por eso tenemos que aprovechar este momento. Las mujeres que se lo permiten pueden hoy llegar al equilibrio, a ser completas, fuertes y vulnerables al mismo tiempo.

-¿Un camino colectivo?

-Por supuesto. No tengo la menor duda de que un pequeño grupo comprometido puede cambiar el mundo. En realidad, así ha sido hasta ahora.

-¿Y cuál es el secreto para lograrlo?

-El millonésimo círculo. Yo aliento a las mujeres a formar círculos que tengan un componente espiritual. Simplemente escuchando los problemas, anhelos y miedos de otras mujeres y contando los tuyos, adquieres fuerza.

-Perdone, pero por qué en un círculo.

-Cuando uno está sentado en círculo y en silencio se da cuenta de que hay una conexión espiritual con poder transformador. Yo pertenezco a uno desde hace 18 años: encendemos una vela, guardamos silencio, contamos lo que nos preocupa, debatimos, y juntamos nuestras energías con un propósito.

-¿Convocan el poder interior?

-Interior y exterior. La espiritualidad, la física cuántica y el budismo dicen lo mismo: Todo y todos estamos interconectados y por tanto lo que cada uno haga influye en el mundo. Los círculos de mujeres transforman el mundo a través de la activación del campo mórfico de la teoría de Rupert Sheldrake.

-¿El centésimo mono?

-Sí, este biólogo desarrolló la hipótesis de que cuando una masa crítica de monos llega a un determinado conocimiento, este se transmite de forma intuitiva e instantánea a todos los miembros de su especie. Del mismo modo, un número crítico de círculos de mujeres puede activar las cualidades femeninas tan necesarias para que el mundo cambie.

-¿Porqué no círculos mixtos?

-Entre mujeres hay una conexión natural. Algunos estudios evidencian que cuando una mujer que sufre estrés habla con otra mujer, ambas liberan la hormona de la maternidad que provoca que el estrés descienda.

-Curioso.

-Si las mujeres estuvieran implicadas en los procesos de paz, todo sería más fácil, ¡pero si los que la negocian son machos alfa...!

-¿Qué ocurre cuando se encuentran un hombre y una mujer estresados?

-Cuando un hombre estresado se encuentra con otro, segregan testosterona, que provoca huída o enfrentamiento. Pero si ese mismo hombre se encuentra con una mujer que le comprende, una bruja sabia, su adrenalina baja y su autoestima sube. Y basta solamente con que se siente a su lado.

-Es bonito eso que dice.

-Estamos llenas de recursos poderosísimos a los que no prestamos atención, como por ejemplo el conocimiento intuitivo. Estos conocimientos se pueden desarrollar en los círculos.

-¿Que camino interior propone?

-Sea auténtica, sea consecuente con su persona interior y averigüe qué quiere hacer con su preciosa vida. Desde fuera intentarán contestar por usted a las preguntas esenciales, no lo permita. Desvele qué tipo de arquetipo domina en usted.

-¿A qué se refiere?

-Sus patrones internos, que yo resumo en siete arquetipos de diosa. Cada mujer tiene dos o tres dominantes, que van desde la autónoma Artemisa y la fría Atenea, hasta la nutritiva Deméter, la creativa Afrodita, o Hera, la diosa del matrimonio. (Nota de la redacción: Podéis hacer este trabajo con su libro Las diosas de cada mujer).

-No será tan simple.

-No. Pero si podemos llevar una vida en la que el arquetipo dominante y nuestro rol en la vida coincidan, nos sentiremos satisfechas.
Fuente: Entrevista publicada en La Vanguardia